Este laboratorio deviene de las investigaciones realizadas desde los proyectos El límite es un punto de diálogo y Escucha atenta: conversaciones emocionales y territoriales: una serie de composición de hallazgos y reflexiones entre la física vibracional y la poética de la palabra, el sonido y el cuidado encontradas en las indagaciones realizadas entre la selva del Pacifico colombiano, las montañas de Bogotá y el desierto de la Guajira en Colombia, alrededor de los procesos de resistencia y cooperación que son detonados desde la otredad y tangibles en el sonido y las plantas. Estas investigaciones han recopilado experiencias, hallazgos y técnicas de producción radial hechiza y del uso de la escucha como herramienta de emancipación y como postura política para la construcción de tejido social.

El laboratorio abarca un acercamiento a la escucha desde perspectivas territoriales, corporales y radiales, neuronales, cuánticas y afectivas para la construcción de metodologías para la escucha, la estética sonora que estas indagaciones pueden generar y la creación y conformación de plataformas radiales en pro de causas sociales y tejido social. Así mismo descompone las sensibilidades y preguntas que cada individuo aporta a la investigación además de cuestionar y poner en reflexión la responsabilidad del artista investigador y la posibilidad de ejercer creación sin opresión.

Este es un laboratorio que se alimenta y se construye junto a sus participantes que en su primera etapa contó con integrantes de diferentes partes del mundo desde su emisión en Bogotá para entretejer posibilidades desde la escucha, la colectividad y la interdisciplinariedad.

Estuvimos de forma cuántica en el pasado y en el futuro, en nuestros afectos y temores, de forma ubicua habitamos Bogotá (de forma presencial) Nariño, Cali, Manizales, ciudad de México, Baja California, Reikiavik, Boston y todos los otros espacios desde donde compartieron los participantes. Resonamos en el afecto que nos deviene como seres en movimiento y nos permitimos ser interpelados.

Locación: Taller Casa Quemada y Espacio Odeón

SESIÓN 1

El laboratorio hace un reconocimiento de los asistentes y sus bagajes previos para iniciar una exploración en los orígenes de la escucha como pensamiento político desde las epistemologías desde el sur permitiéndonos reconocer los actos opresivos de los autores y sus medios de producción de conocimiento y cuestionando al ídolo académico. Desde aquí e interrelacionándolo con las investigaciones de base ejecutamos ejercicios de escucha intima y escucha del otro desde la diferencia para transitar hacia las posibilidades atemporales y ubicuas de la escucha que existe como el acto en sí en el inicio constante del sentido.  Finalmente profundizamos en la metáfora de la resonancia en torno al tejido social que deviene a cuerpos vibrátiles y en movimiento sintientes de afecto, esta hipótesis está soportada desde la física vibracional simpatética comprendiendo desde instancias cuánticas el impacto de la escucha en la construcción social. Finalmente abarcamos la empatía y la intersubjetividad, que es una facultad de las neuronas espejo ejecutoras de la empatía, y la interpretamos como base de la escucha que comprende las diversidades y subjetividades individuales y territoriales en pro de una práctica que es no opresiva y se vuelve un acto político desde su transparencia procesual.

SESIÓN 2

Para poder ejercer una escucha como postura política primero hay que responder a una escucha interior que reflexione sobre lo que consumimos desde cada sentido, desde una lectura en especulación consciente. Para esta sesión nos acercamos al cacao como planta que se aproxima directamente al corazón y a la mancia (lectura) como postura especulativa para adentrarse a una escucha corporal biomediada. En esta sesión las implicaciones coloniales del cacao, del concepto de lo esotérico y entendiendo las formas de poder y medios de producción de conocimiento ejercimos un acto emancipatorio desde la práctica de un acto de escucha ancestral por medio del uso de una planta. En este ejercicio la naturaleza se reconoce como un organismo viviente hecho de correspondencias y a la imaginación como conocimiento del yo. Desde esta perspectiva y entendiendo la forma en la que los símbolos y los arquetipos permean la construcción de la identidad humana nos permitimos encontrar lenguajes internos que permitieran contribuir a una misión colectiva y a la escucha personal como base de la escucha emancipatoria.

SESIÓN 3

En este núcleo exploramos metodologías de registro y construcción sonora en campo desde una perspectiva no opresiva que se permita sorprenderse enves de permear y manipular los resultados esperados de la escucha. Manejamos la plástica sonora y la estética de una nueva radio desde ejercicios de creación sonora que se permiten escuchar de forma compasiva al opresor que todos llevamos dentro. El paisaje sonoro como herramienta y el efecto Lombard fueron herramientas para entender la enseñanza de la escucha interespecífica y cuestionar la tendencia de lo académico, reconocer y revitalizar como una forma de eliminación de los procesos modernos y continuos de los territorios,  esta paradoja de la recuperación que elimina las formas historias mediadas de hibridar y resistir es entonces modificable desde un escuchar como posición estética y no condescendiente que no romantiza ni manipular al otro para obtener un resultado.

SESIÓN 4

Desde las nociones de escucha (cuántica, afectiva, no opresiva, atemporal, ubicua, alterna, emancipatoria) se plantea la hipótesis de una socialización y creación dual.  El acto de crear que habita en dos espacios temporales y que se fusionan en una sola línea de escucha coloca a la interpelación de un proceso al mismo tiempo de su construcción atendiendo a la escucha desde la mutabilidad colectiva.  Desde este enfoque cuestionamos el para quien o para qué crear; Y apelamos a la responsabilidad que implica la finitud e inabarcabilidad de la experiencia, así mismo, contemplamos la voz como potencia de nuevas profundidades de escucha y del entramado sociocultural y territorial o afectivo que contiene otorgando un nivel de profundidad mayor el acto de escuchar y abriéndose finalmente a la confrontación y metabolización de nuestras prácticas a partir de un proceso de curiosidad mutuo, horizontal y nutritivo.

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